Nunca he terminado de entender por qué muchos al iPod Touch le llaman iTouch. Ni Apple lo ha calificado así, ni es un producto al que se le pueda excluir de ser iPod.
A mi entender, creo que hay tres causas:
Primera, es un nombre más corto. El acortar los nombres nos viene desde pequeños. Todos crecemos con llamar a las cosas lo más rápido posible: bien pensemos en cómo llamábamos a nuestras mascotas, Lun, Burt, Kar, Broc, Pint, etc... o es que alguien les llamaba Elisidoro o Guillemito? Puede que haya alguien, pero la mayoría no.
Esto mismo pasa con los nombres de personas. Cuando conocíamos a a alguien se presentaba con su nombre real, al tiempo ya le nombrábamos con su diminutivo, si bien esa persona no te lo indicaba antes. Por ejemplo: Ariana -> Ari; Carolina -> Carol; María -> Mary/Mery, Guillermo -> Guille; Nicolás -> Nico, etc...
Así pues, nos cuesta pronunciar todo el nombre, a riesgo que no tengamos su atención rápida o endendimiento fácil de un nombre.
Segunda, la imposición no nos gusta. En el momento que alguien nos impone lo que tenemos que hacer, decir o seguir nos irrita y le damos nuestra personalidad a lo que estamos hablando.
Tercera, ir más allá. Las ganas de enseñar que lo sabemos, en nuestra sociedad, es un peldaño más alto de sofisticación. Muchas veces se ha supravalorado y hemos creído que todo lo que nos precede nos parece obsoleto y hay que modernizarlo. En una palabra, progresismo, o en una frase, evocar la evolución. Una especie de sofisticación arraigada en el futuro.
No comments:
Post a Comment